jueves, 9 de agosto de 2012

Hacia un futuro verde: México ejemplo de desarrollo sustentable

El reto del mundo y, por lo tanto, de cada país en particular es definitiva mente tomar acciones para evitar el avance del cambio climático. Las noticias locales podrán distraer la atención, pero ésta es la acción urgente e importante para todos.
México, como muchos países, ha implementado una variedad de estrategias para proteger su medio ambiente y la calidad de vida actual y futura de sus habitantes. The Guardian comentaba hace unos días el programa de un corredor Zero Emisiones en el Distrito Federal, como un ejemplo a seguir por Latinoamérica e incluso por países como Inglaterra. Pero no son sólo estos programas aislados los que ponen a México en el liderazgo de las estrategias para ese futuro que todos queremos.
En los últimos años, México ha disminuido de forma importante sus emisiones de dióxido de carbono sin sacrificar su desarrollo económico, incluso creciendo de forma importante. Según los Indicadores de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, presentado por la ONU, de 1990 a la fecha, la cantidad de emisiones de dióxido de carbono anual por cada mil mexicanos bajó de 4.6 a 3.62 tons, una disminución de 22%. El promedio en el mundo en ese mismo período fue un crecimiento de 52%. De hecho, México, Holanda, Reino Unido y Singapur, son ejemplos de los únicos once países en el mundo que han logrado una disminución.
Sin embargo, no sólo la disminución es importante. En realidad, la cantidad de emisiones que usamos para producir nuestra riqueza es lo más llamativo. Para producir nuestro actual Producto Interno Bruto (PIB), México emite sólo 3.6 tons. En 1990, según los datos sobre el PIB mundial de World Development, los ingleses tenían un PIB per capita parecido al nuestro hoy. Sin embargo, en ese año sus emisiones por cada mil habitantes eran 10 toneladas. Aunque, sí, han disminuido sus emisiones, hoy emiten 9.4 tons.
La gran discusión mundial por momentos se limita a decir que los países en desarrollo tienen “derecho” a emitir, mientras que los países desarrollados tienen la “obligación” a disminuir sus emisiones. Revisando el caso de México, incluso esta discusión parece no sostenerse. En los últimos 18 años, ha crecido nuestra producción en un 255%, sin afectar nuestro medio ambiente. Sólo Luxemburgo, Singapur, Holanda e Islandia comparten este fenómeno con México. Otros, muy pocos, han disminuido ligeramente sus emisiones, como Colombia y el Reino Unido, pero lejos están de haber presentado este intercambio entre desarrollo y sustentabilidad. Por supuesto, estamos dejando a un lado los casos extremos de Estados Unidos con 32 toneladas y el impacto de China y la India por su cantidad de habitantes.
En mayo, México propuso la creación del Green Fund, en el que las naciones toman responsabilidad y asumen costos asociados a su producción de emisiones de carbono. Esta iniciativa, apoyada y aplaudida por Al Gore, abre nuevas opciones para resolver esta problemática desde otra visión y refuerza el camino para la próxima conferencia de la ONU sobre Cambio Climático a realizarse en diciembre en Copenhague.
También, México se ha convertido en un precursor en la carrera contra el cambio climático, al comprometerse a poner en práctica un ambicioso programa ecológico apoyado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

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